Sedes
San José

Trayectoria

Antecedentes de la institución

En 1936, el profesor Miguel Ángel Castro Carazo (1893-1960) fundó la escuela que lleva sus apellidos. Estaba destinada a formar recursos humanos calificados de acuerdo con las necesidades de desarrollo de la época. La Escuela Comercial Castro Carazo impartió, inicialmente, los programas de Teneduría de Libros, Contabilidad, Mecanografía, Taquigrafía, Calculista Mercantil y Redacción Comercial. No fue esa la primera vez que don Miguel Ángel incursionaba en el campo educativo: ya en 1930 había inscrito, junto con don José Antonio Carvajal, el Colegio Interamericano, una escuela de comercio bajo la modalidad a distancia- correspondencia, que inició sus labores en 1932.

Durante 1937, el Congreso Constitucional, siendo presidente de la República don León Cortés Castro, le concedió a la Escuela Comercial Castro Carazo una subvención de 300 colones mensuales, para que becara alumnos que estudiaban por correspondencia y de forma presencial.

Cabe destacar que don Miguel Ángel Castro Carazo fue uno de los gestores de la Facultad de Contabilistas Profesionales de Costa Rica, fundada en 1939, que posteriormente daría origen al Colegio de Contadores Privados. En 1952, ocupó el cargo de presidente de la Junta Directiva del Colegio de Contabilistas Privados, llamado así en ese entonces.

En 1947, la Escuela Comercial Castro Carazo recibió el reconocimiento de la National Association of Accredited Business Schools (una organización dedicada al mantenimiento de estándares de calidad en la educación comercial), de los Estados Unidos.  Su trayectoria continuó acumulando prestigio, por lo que en 1992, el Consejo Superior de Educación le otorgó la categoría de Parauniversitaria Castro Carazo,  lo que le permitió expedir diplomados.

Mediante el Acuerdo No.305-96, del 29 de julio de 1996, el Consejo Nacional de Educación Superior Universitaria Privada (CONESUP), le concedió el rango de Universidad, con lo que se fundó así la Universidad Castro Carazo.

Actualmente, la Universidad Castro Carazo tiene su sede central en la ciudad de San José. Además, cuenta con sedes regionales en Limón, Palmares, Paso Canoas, Pérez Zeledón, Puntarenas y Puriscal.

Filosofía de la Universidad

La filosofía institucional se inspira en el pensamiento humanista de su precursor, don Miguel Ángel Castro Carazo:

“La profesión universal del hombre es el trabajo, por ser la forma natural de emplear nuestras fuerzas... Si queremos ser dichosos, desempeñemos nuestra obligación con amor, con un espíritu alegre, lleno de gratitud. Aprovechemos todos los días para hacer algo bueno para mejorar nuestra habilidad de ser útiles, de servir”.

Tomando como modelo esta inspiración, la Universidad se convierte en una comunidad de aprendizaje en la que profesores, alumnos, graduados y administrativos trabajan en armonía,  para lograr el desarrollo pleno de las facultades. Estas competencias ─aunque no exclusivas─  son del orden intelectual, profesional y los respectivos valores que permiten a sus profesionales desempeñarse eficazmente en el mundo del trabajo, llenando así una de las mayores necesidades humanas y contribuyendo al desarrollo de la sociedad local y mundial.

Mejoramiento continuo y superación personal

La Universidad, como centro de formación de profesionales, se constituye en un espacio para la realización de las metas del individuo, en interacción con sus pares. La institución dispone de las condiciones idóneas para una educación integral y efectiva, pero es el alumno quien asume un papel activo en el proceso. En este sentido, don Miguel Ángel hacía la siguiente exhortación:

“Esforcémonos por ser cada día más útiles, Una vida que crece, que avanza, que mejora, depende de mí, de cada uno de nosotros en particular y corresponde a cada cual multiplicar la utilidad y el servicio que prestan otros cuyas condiciones particulares emplean con acierto”.

Siendo el trabajo la forma como el ser humano ve realizada sus necesidades inherentes de producir, de proyectarse, de trascender y de servir, el estudio se convierte en una de las principales maneras de “ser cada día más útil”.

Continuaba, más adelante, don Miguel Ángel su llamado a la superación personal:

“Formemos en nuestra mente, como quien cultiva un rosal, la confianza en nosotros mismos. Si la planta necesita constante cuidado, debemos regarla todos los días, abonarla y desyerbarla; así, esa confianza en nuestras propias aptitudes debe cultivarse diariamente, para que las flores del éxito abran sus corolas y lleven su belleza a nuestro”.

Ética

El ejercicio de una profesión pierde sentido si no se realiza con un sentido ético, que debe ser inculcado desde la infancia y reforzado a lo largo de la vida por la familia y las demás instituciones sociales; entre ellas, los centros educativos y, en este caso, la Universidad. El concepto de ética cobra particular relevancia en diversas situaciones relacionadas con la vida profesional. A este respecto se refería don Miguel Ángel cuando afirmaba que:

“La conducta ética —como la honradez de propósitos y la lealtad a los más altos ideales—es algo que tiene relación directa con la estatura moral de cada uno. Es la expresión de lo bueno que se lleva por dentro. Se traduce en nobles y honradas intenciones, al sentir la obligación que tenemos hacia la sociedad en que vivimos y por el deseo de hacerle frente a la vida sin dobleces, limpiamente”.

Espíritu de servicio

Los proyectos educativos de don Miguel Ángel Castro Carazo tenían como objetivo la apertura de oportunidades para todas aquellas personas que deseaban alcanzar una meta de formación. En la educación, encontró el humanista, una manera de servir. Uno de los propósitos fundamentales de la educación superior es enseñar a los futuros profesionales a ejercer sus funciones con pasión y espíritu de servicio. Decía don Miguel Ángel:

“Grandes dividendos se obtienen del proceder bien y de atender los intereses del público y los que nos han sido encomendados. Todos debemos perseguirlos con lealtad y con honradez con principios prístinos de ética y con un amplio y noble afán de servir”.

Estos principios forman parte de la Misión que la Universidad se ha planteado recientemente, muchos años después de que su fundador expresara estas palabras. Sin embargo, sus propósitos permanecen y son parte viva de una institución que forma profesionales capaces, seguros de sí mismos, dedicados al autoaprendizaje continuo, con sentido ético y apasionados por su carrera y el servicio a los demás.

¿Quiénes son nuestros prospectos?

La Universidad está orientada, principalmente, a satisfacer las necesidades de desarrollo integral de la población adulta trabajadora, que necesita y busca facilidades de acceso a una educación superior de calidad, la cual le acompañe a seguir caminos de superación profesional y personal, al tiempo que vela por sus  responsabilidades adquiridas en su trabajo y hogar.