Sedes
San José

Desarrollar una forma distinta de pensar

06/05/2019
Eleonora Badilla Saxe
Universidad Castro Carazo

Seymour Papert, considerado el primer epistemólogo post-computacional nos legó, desde mediados del siglo anterior, una herramienta de programación y una visión educativa para facultar (empoderar) a niños y niñas, jóvenes o a personas no especialistas en informática a programar las máquinas. Se trata de Logo, un lenguaje de programación basado en objetos y de una propuesta conceptual para aprenderlo: el Construccionismo. Papert insistía en dos ideas poderosas interrelacionadas: que todas las personas, desde edades tempranas debían aprender a programar y recalcaba que fueran las personas quienes programaran las máquinas, en vez de que resultaran a la postre, programadas por ellas. En aquella época, cuando las computadoras de escritorio personales apenas estaban viendo la luz, esas ideas de Papert, parecían ciencia ficción. Pero conforme el avance de la tecnología digital ha ido irrumpiendo rápidamente en la vida diaria, resultan vigentes y relevantes. Actualmente, especialistas en diversas áreas utilizan en su ejercicio profesional herramientas que requieren programación, y al haber llegado la programación a los objetos de uso diario (internet de las cosas), resulta deseable que todas las personas tengamos nociones básicas de programación (alfabetización) aunque no necesariamente que seamos programadoras expertas.

En este nuevo siglo y contexto, muchas personas coinciden con Papert. J. Paul Gibson, dice que “enseñar a nuestros niños y jóvenes a programar para que las máquinas del futuro hagan lo que ellos quieran, parece mejor idea que dejar que ocurra justo lo contrario”. Steve Jobs, también abogaba porque todas las personas aprendieran a programar porque, decía: “programar te ayuda a desarrollar una forma distinta de pensar”. Y Mark Zuckerberg opina que “la programación te permite crear algo totalmente nuevo de la nada”. Por su parte, el investigador Mitchel Resnick, del Laboratorio de Medios del MIT, discípulo de Papert, dice que, “al igual que la escritura, la programación ayuda a organizar el pensamiento y a expresar las ideas. En el pasado se pensaba que la programación era muy difícil para la mayoría de las personas. Pero nosotros creemos que la programación debe ser accesible para todas las personas, igual que la escritura”.

Resnick ha continuado con el legado de su maestro y Logo ha evolucionado hacia Scratch (y Scratch Jr. con el apoyo de Marina Bers-Umaschi de la Universidad de Tufts), que además de ser un lenguaje de programación basado en objetos, cuyo aprendizaje y uso tiene el enfoque construccionista en su base, es una comunidad internacional. Esta idea de comunidad es lo que convierte a Scratch (y a Scratch Jr.) en una estrategia muy adecuada para iniciar en el mundo de la programación a niños, niñas, jóvenes e incluso a adultos.

Scratch es una comunidad porque se utiliza en más de 150 países y está disponible en al menos 40 idiomas. Y tiene espacios digitales y físicos para la reunión, la colaboración y el intercambio.

En el mundo virtual, la comunidad internacional Scratch registra 40 032 952 proyectos y 38 886 722 usuarios (datos de abril 2019). Los usuarios pueden publicar sus proyectos, inspirarse con los de otros y reutilizar partes de programación en sus propios proyectos.

Un día al año en el mes de mayo, se celebra el Día Scratch, en el que comunidades de usuarios que viven geográficamente cerca se reúnen físicamente para compartir, colaborar y aprender. En el año 2018, para esa celebración, se registraron 1200 eventos alrededor del mundo.

La Comunidad Scratch en Costa Rica se sumará a esa celebración, aprovechará para presentarse y para compartir experiencias, aprendizajes, proyectos y otras ideas interesantes. Si desea ser parte, escríbame.

Columna digital: https://www.larepublica.net/noticia/desarrollar-una-forma-distinta-de-pe...

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